Where Do We Go From Here?
Part of Moral Motives & STEM-informed Action
As the editors of this volume and the conveners of the Moral Motives Workshop, we encouraged participants to reflect on their experience in writing. Nine of them took us up on it, and two of us also participated. Because of the open-ended prompt, the pieces in this section vary widely in length and style.
The first two papers in this section elaborate on the original provocation. Niemi addresses the difficulty of speaking to the moral concerns of every person in every community, because of mismatched values between groups. She talks about how values can get in the way of scientific information, ending with recommendations for finding common ground for starting conversations. Similarly, Chalik touches on the danger of moralizing all STEM recommendations. Nevertheless, she ends by suggesting that messages geared to moral motives may promote ascriptions of benevolence to the messenger.
The next three papers in this section highlight the deeply-rooted exclusionary nature of institutional, monolithic, capital-S Science (on the capital S, compare Subramaniam & Willey, 2017; Harding, 2008), although they come to different, albeit compatible, conclusions. Ciurria argues that scientists and scientific institutions must become more overtly political in order to challenge science’s implicitly political nature, which exacerbates current injustices—and evidence-based mistrust. Both Corwin and Efeyini remind readers of the need for deep collaboration with historically and persistently excluded groups: culturally sustaining sciences and culturally sustaining communication require talking less and listening more.
Three reflections highlight opportunities for changing how people talk to one another about science. Mogerman walks readers through a successful fundraising campaign that used pop culture to reframe moral motives, and asks how this campaign might provide a template for science communication. Janoff-Bulman suggests some incremental changes to communication strategy that could generate real changes. Importantly, the changes she recommends fit within the scope of communicators’ current work and would not require shifts at the institutional level. Cotter takes a step back to argue in favor of “a sociocultural understanding of language, context, and action.” That is, she suggests exploring how interpersonal interactions create institutions and social structures, and how the resulting institutions and structures sustain their originating interactions and limit the possibility of alternative interactions.
Cotter also bridges the gap between Mogerman’s and Janoff-Bulman’s essays and the final two, which reflect on the process of the Moral Motives Workshop. In particular, she notes that our broad set of professional worldviews made the conversation not only timely and necessary, but also difficult. Strikingly, the final two essays, by Maktoufi and by Voiklis and Barchas-Lichtenstein, both characterize the workshop as a “failure” —but without the baggage that term usually implies. Instead, both essays highlight our process of open exploration as an opportunity to map the problem space, where participants learned more about one another’s professional worldviews and identified new ways to bring them into conversation.
We don’t all agree on how to define even such seemingly straightforward terms as morality or norms (see the Glossary if you want to get into the weeds). But during the course of the Workshop, all of us made our way to at least a common appreciation of one another’s viewpoints. We also made our way to a common set of recommendations for keeping the conversation going. Ideas that come up repeatedly in participants’ reflections include:
- Using moral motives to spark trust, whether by highlighting individual stories or framing communication differently for different groups;
- Communicating more accessibly, with less jargon;
- Listening more and talking less;
- Working with trusted community members;
- Emphasizing the nature of Science, particularly that disagreement among experts is a feature rather than a bug; and
- Recognizing the impossibility of “neutrality” by acknowledging that scientists are people with moral and political values.
Read as a set, these ten essays provide a window into both the big questions we started with, and the dynamics of our common conversation. As we re-read them, we couldn’t help but visualize the workshop as a healthy tree. Each essay branches off in a different direction, but it’s clear that they all work to sustain a common project.
¿A dónde vamos desde aquí?
Jena Barchas-Lichtenstein, John Voiklis y Uduak Grace Thomas
Como grupo editor de este volumen y como convocantes del Taller de Motivos Morales, animamos a cada participante a reflexionar por escrito sobre su experiencia. Nueve integrantes aceptaron la propuesta, y participaron también dos de nuestro grupo. Debido a que el tema es abierto, los artículos de esta sección varían mucho en longitud y estilo.
Los dos primeros artículos profundizan en la provocación original. Niemi aborda la dificultad de hablar de las preocupaciones morales de cada persona en cada comunidad, debido a la falta de coincidencia de valores entre los grupos. Habla de cómo los valores pueden interponerse en el camino de la información científica, y termina con recomendaciones para encontrar un terreno común para iniciar las conversaciones. Del mismo modo, Chalik se refiere al peligro de moralizar sobre todas las recomendaciones de STEM. No obstante, termina sugiriendo que los mensajes enfocados en los motivos morales pueden llevar a atribuir benevolencia a a quien da el mensaje.
Los siguientes tres trabajos de esta sección ponen de relieve el carácter profundamente excluyente de la Ciencia institucional, monolítica, con C mayúscula (sobre la S mayúscula de Science en inglés, compárense Subramaniam & Willey, 2017; Harding, 2008), si bien llegan a conclusiones diferentes, aunque compatibles. Ciurria sostiene que la comunidad científica y las instituciones científicas deben ser más abiertamente políticas para desafiar la naturaleza implícitamente política de la ciencia, que exacerba las injusticias actuales, y la desconfianza basada en pruebas. Tanto Corwin como Efeyini nos recuerdan la necesidad de una profunda colaboración con los grupos sistemáticamente excluidos en la historia: las ciencias y la comunicación sostenibles desde el punto de vista cultural requieren hablar menos y escuchar más.
Tres reflexiones ponen de relieve las oportunidades de cambiar la forma de hablar de la ciencia entre las personas. Mogerman recorre una exitosa campaña de recaudación de fondos que utilizó la cultura pop para replantear los motivos morales, y se pregunta cómo esta campaña podría servir de modelo para la comunicación científica. Janoff-Bulman sugiere algunos cambios graduales en la estrategia de comunicación que podrían generar una transformación real. Lo más importante es que los cambios que recomienda encajan en el ámbito del trabajo actual de la comunicación y no requerirían alteraciones a nivel institucional. Cotter da un paso atrás para argumentar a favor de "una comprensión sociocultural del lenguaje, el contexto y la acción". Es decir, sugiere explorar cómo las interacciones interpersonales crean instituciones y estructuras sociales, y cómo las instituciones y estructuras resultantes sostienen sus interacciones originarias y limitan la posibilidad de interacciones alternativas.
Cotter también tiende un puente entre los ensayos de Mogerman y Janoff-Bulman y los dos últimos, que reflexionan sobre el proceso del Taller de Motivos Morales. En particular, señala que nuestro amplio conjunto de visiones del mundo profesional hizo que la conversación fuera no solo oportuna y necesaria, sino también difícil. Llamativamente, los dos últimos ensayos, de Maktoufi y de Voiklis y Barchas-Lichtenstein, califican el taller como un "fracaso" , pero sin la carga que ese término suele implicar. En cambio, ambos ensayos destacan nuestro proceso de exploración abierta como una oportunidad para trazar el espacio del problema, donde se aprendió más sobre las visiones del mundo profesional de cada participante y se identificaron nuevas formas de traerlas a la conversación.
No es fácil ponerse de acuerdo en la definición de términos aparentemente tan obvios como "moralidad" o "normas" (véase el Glosario si se quiere entrar en materia). Pero en el transcurso del taller, nos abrimos camino hasta llegar, al menos, a una apreciación común de cada punto de vista del grupo. También llegamos a una serie de recomendaciones comunes para seguir adelante con la conversación. Estas son algunas de las ideas que aparecen repetidamente en las reflexiones del grupo de participantes:
- Utilizar los motivos morales para generar confianza, ya sea destacando las historias individuales o enmarcando la comunicación de forma diferente para los distintos grupos;
- Comunicar de forma más accesible, con menos jerga;
- Escuchar más y hablar menos;
- Trabajar con miembros de la comunidad confiables;
- Hacer hincapié en la naturaleza de la Ciencia, en particular en que el desacuerdo entre especialistas es una característica y no un error; y
- Reconocer la imposibilidad de "neutralidad" aceptando que cada miembro de la comunidad científica es una persona con valores morales y políticos.
Leídos en conjunto, estos diez ensayos ofrecen una ventana tanto a las grandes preguntas con las que empezamos, como a la dinámica de nuestra conversación común. Al releerlos, no pudimos evitar visualizar el taller como un árbol sano. Cada ensayo se ramifica en una dirección diferente, pero está claro que todos ellos trabajan para sostener un proyecto común.
References | Referencias
Subramaniam, B., & Willey, A. (2017). Introduction: Feminism’s sciences. Catalyst: Feminism, Theory, Technoscience , 3(1), 1–23. https://doi.org/10.28968/cftt.v3i1.
Harding, S. (2008). Sciences from below: Feminisms, postcolonalities, and modernities. De Gruyter.
Funding Statement
This material is based upon work supported by the National Science Foundation under Grant No. 2139278. Any opinions, findings, and conclusions or recommendations expressed in this material are those of the author(s) and do not necessarily reflect the views of the National Science Foundation.
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